martes, 13 de diciembre de 2011


La soledad de América Latina



En este discurso Gabriel García Márquez con las fabulosas crónicas de Antonio Pigafetta, en su travesía por la América meridional y las crónicas de los cronistas de Indias nos cuentan la realidad nuestra de aquellos tiempos.
La fiebre por el oro de nuestra tierra era inmensa, y que siguió hasta hace poco tiempo. Se hablaba de un país ilusorio, el Dorado, que estaba en numerosos mapas y que cambiaba de lugar dependiendo de los cartógrafos que la hacían. El delirio por el abundante oro donde los constructores de ferrocarriles de la misión alemana decían que hay que hacer este proyecto pero no con hierro, porque es un metal escaso en estas tierras, sino con oro. Esto nos demuestra la gran riqueza de nuestro territorio americano y la envidia occidental de querer explotarlo.
La explotación por los dictadores del siglo XIX de la cual gracias a la independencia no libramos de ello, gracias también a esos ilustres personajes que lucharon hasta dar su vida y por esas mujeres cuya terquedad se confundía con la leyenda, que ayudaron a restaurar la dignidad del pueblo. Las grandes guerras civiles en las cuales fuero victimas miles de personas por la opresión de los dictadores que se levantaban. Victimas que sumadas dan a entender que es equivalente a la desaparición de pueblos enteros y que las personas que salieron de sus países buscando refugio equivaldrían a la población de un país entero. Gabo da el honor del premio a esta realidad que nos rodea en la América latina  y no solo a la creatividad de su literatura.
El autor también llama a la reflexión el cómo si interpreta nuestra cultura, que nos miden con la misma vara con la que ellos se miden, y que  hacer ello solo nos separa mas y mas. Llama a que nos entiendan no desde su presente sino desde su pasado, donde ellos luchaban y siguen luchando por una patria justa. No solo se debe reconocer la originalidad de nuestra literatura, sino también respecto de nuestra realidad social donde ellos quieren implantar sus métodos. No todos los países se pueden medir con una misma manera de ver las cosas, ya que somos diferentes. Aun en esta realidad donde la opresión y el abandono apremian nuestra respuesta es la vida. Donde los problemas, muertes, hambrunas, enfermedades han podido frenar esta respuesta y su ventaja sobre la muerte.
Aun en medio de estos grandes problemas el autor se niega a creer en el fin del hombre. Esta idea, que William Faullkner implanto en el Gabo, que le induce a crear una nueva utopía y contraria a la del fin del hombre. Una en la que la felicidad y el amor sean realidad

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