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![]() Gabriel García Márquez es un cuentista de abolengo, lo sabemos, con fantasía mediata bajo la manga, una hispanidad grosera y llena de júbilo familiar. Esas familias grandiosas donde los nombres se repiten y las páginas marginan deseos para empezar otros. Digamos que el hecho de que el libro provenga de la mano de un escritor conocido y de una complacencia maravillosa para contar, lo hace aún mas interesante a los sentidos, aunque el contenido carezca de la más digna satisfacción. García Márquez entra en plena dolencia y nos regala un librito no muy bueno, con un afán de terceros por presionar al estudiante a erigir un edificio de ideas y construir historias. Admisible para aquéllos deseosos por contar vidas, sombreros, paraguas, violines y semejantes espejos. El libro es un pequeño reposo a los momentos grises, una mañana plácida por callar y despejar ideas tomando una taza de café en un día lluvioso. Se me antoja acompañado de un deseo especial, y acaso no sucede así con todo libro de ideas permutables?. Cómo se cuenta un cuento es un compendio de letras acerca del por qué solemos invocar deseosos al planteamiento de historias, enfocado en formato conversacional, donde incluso los nombres personales del interlocutor (ra) entran en juego. Una escuelita de guión arrimada en los azares de una Cuba deseosa de historias. El libro dilucida en apareamientos mentales, donde el relato de cierto estudiante es despedazado y sopesado por juicios académicos, frases sueltas, paranoias y un vocero: Gabo en proceso equidistante, siempre con ese sabor muy de él, con una frase espasmódica que levanta cimientos. Las historias son simples historias, el meollo del libro radica en la de-construcción, en el remedo desde el fondo de una idea hasta la vida misma. Relatos de estilo inocente, inmiscuídos precisamente para funcionar en un espacio limitado, cierto auge por relatar para audiencias neófitas. Alumno y maestro no tratan de crear unívocos, sino dirigen miradas a un sector específico. Es interesante la acotación de Gabo... pero si eso no cabe en el espacio de treinta minutos, pero si tenemos que hacer que la historia caiga en ese tiempo límite, no... con eso tendríamos para más de una hora, etc. Cómo compaginar historias en minutos presencia, aunque lo de los patrocinios no queda muy claro y ahí ya serían quince minutos de tiempo y lo demás vendimias de mercado. En fin, Cómo se cuenta un cuento es precisamente eso, un librito de pensamiento y objetivo conversacional, una placenta donde se van sentando cuentos sobre cuentos y relatos que se inclinan hacia el encuadre de una historia de treinta minutos y no más. No esperemos encontrar relatos de gran valía, sino procesos desquiciantes donde una cosa lleva a la otra para después destruirla en infinitos borradores, y con Gabo de interlocutor todo se vuelve hacia el salón de clases y lluvia de letras. Lo importante aquí no son las ideas sino cómo se van desarrollando para crear relatos diversos, o cómo la idea de uno se convierte en la trastienda de la genialidad de otros, o en magnánima torpeza. No es un libro sobre técnicas o respuestas precisas en cómo crear una historia, eso no se enseña, se moldea con el tiempo, se acaricia en las historias de otros, el cine, las literaturas por supuesto, el arte en general, en una frase o palabra, en el gesto de un ser observado, incólume a los navajazos literarios. Libro designado a los cuentistas por culpables, siempre robando relatos imaginariamente-reales: la gente, el parque, los muebles, el gato, un pasillo, una escalera, una película de ideas-telaraña, vivencias, deseos, ensoñaciones, sueños profundos, pesadillas, predestinación, palabrejas, ideas, manías, procesos. En Cómo se cuenta un cuento no hay respuestas a técnicas sobre el proceso de un relato, no existen manuales ni desgloses certeros, sino ideas y muchas ganas de contar. Este es el libro que llenaría estantes de ojos sin leer, aburrido para muchos a excepción de los amantes de la creación. No son más que un grupo de jóvenes y un moderador contando relatos, es como un gathering de ideas, una clase de escuela de creación literaria sin respuestas nada más por el puro afán de contar. por Rocio Flores. |
viernes, 16 de diciembre de 2011
La soledad de América Latina
[Discurso de aceptación del Premio Nobel 1982]
Gabriel García Márquez
[Discurso de aceptación del Premio Nobel 1982]
Gabriel García Márquez
Antonio Pigafetta, un navegante florentino que acompañó a Magallanes en el primer viaje alrededor del mundo, escribió a su paso por nuestra América meridional una crónica rigurosa que sin embargo parece una aventura de la imaginación. Contó que había visto cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las espaldas del macho, y otros como alcatraces sin lengua cuyos picos parecían una cuchara. Contó que había visto un engendro animal con cabeza y orejas de mula, cuerpo de camello, patas de ciervo y relincho de caballo. Contó que al primer nativo que encontraron en la Patagonia le pusieron enfrente un espejo, y que aquel gigante enardecido perdió el uso de la razón por el pavor de su propia imagen.
Este libro breve y fascinante, en el cual ya se vislumbran los gérmenes de nuestras novelas de hoy, no es ni mucho menos el testimonio más asombroso de nuestra realidad de aquellos tiempos. Los Cronistas de Indias nos legaron otros incontables. Eldorado, nuestro país ilusorio tan codiciado, figuró en mapas numerosos durante largos años, cambiando de lugar y de forma según la fantasía de los cartógrafos. En busca de la fuente de la Eterna Juventud, el mítico Alvar Núñez Cabeza de Vaca exploró durante ocho años el norte de México, en una expedición venática cuyos miembros se comieron unos a otros y sólo llegaron cinco de los 600 que la emprendieron. Uno de los tantos misterios que nunca fueron descifrados, es el de las once mil mulas cargadas con cien libras de oro cada una, que un día salieron del Cuzco para pagar el rescate de Atahualpa y nunca llegaron a su destino. Más tarde, durante la colonia, se vendían en Cartagena de Indias unas gallinas criadas en tierras de aluvión, en cuyas mollejas se encontraban piedrecitas de oro. Este delirio áureo de nuestros fundadores nos persiguió hasta hace poco tiempo. Apenas en el siglo pasado la misión alemana de estudiar la construcción de un ferrocarril interoceánico en el istmo de Panamá, concluyó que el proyecto era viable con la condición de que los rieles no se hicieran de hierro, que era un metal escaso en la región, sino que se hicieran de oro.
La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia. El general Antonio López de Santana, que fue tres veces dictador de México, hizo enterrar con funerales magníficos la pierna derecha que había perdido en la llamada Guerra de los Pasteles. El general García Moreno gobernó al Ecuador durante 16 años como un monarca absoluto, y su cadáver fue velado con su uniforme de gala y su coraza de condecoraciones sentado en la silla presidencial. El general Maximiliano Hernández Martínez, el déspota teósofo de El Salvador que hizo exterminar en una matanza bárbara a 30 mil campesinos, había inventado un péndulo para averiguar si los alimentos estaban envenenados, e hizo cubrir con papel rojo el alumbrado público para combatir una epidemia de escarlatina. El monumento al general Francisco Morazán, erigido en la plaza mayor de Tegucigalpa, es en realidad una estatua del mariscal Ney comprada en París en un depósito de esculturas usadas.
Hace once años, uno de los poetas insignes de nuestro tiempo, el chileno Pablo Neruda iluminó este ámbito con su palabra. En las buenas conciencias de Europa, y a veces también en las malas, han irrumpido desde entonces con más ímpetus que nunca las noticias fantasmales de la América Latina, esa patria inmensa de hombres alucinados y mujeres históricas, cuya terquedad sin fin se confunde con la leyenda. No hemos tenido un instante de sosiego. Un presidente prometeico atrincherado en su palacio en llamas murió peleando solo contra todo un ejército, y dos desastres aéreos sospechosos y nunca esclarecidos segaron la vida de otro de corazón generoso, y la de un militar demócrata que había restaurado la dignidad de su pueblo. En este lapso ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto 20 millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir dos años, que son más de cuantos han nacido en Europa occidental desde 1970. Los desaparecidos por motivos de la represión son casi los 120 mil, que es como si hoy no se supiera dónde están todos los habitantes de la ciudad de Upsala. Numerosas mujeres arrestadas encintas dieron a luz en cárceles argentinas, pero aún se ignora el paradero y la identidad de sus hijos, que fueron dados en adopción clandestina o internados en orfanatos por las autoridades militares. Por no querer que las cosas siguieran así han muerto cerca de 200 mil mujeres y hombres en todo el continente, y más de 100 mil perecieron en tres pequeños y voluntariosos países de la América Central, Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, la cifra proporcional sería de un millón 600 mil muertes violentas en cuatro años.
De Chile, país de tradiciones hospitalarias, ha huido un millón de personas: el 10 por ciento de su población. El Uruguay, una nación minúscula de dos y medio millones de habitantes que se consideraba como el país más civilizado del continente, ha perdido en el destierro a uno de cada cinco ciudadanos. La guerra civil en El Salvador ha causado desde 1979 casi un refugiado cada 20 minutos. El país que se pudiera hacer con todos los exiliados y emigrados forzosos de América latina, tendría una población más numerosa que Noruega.
Me atrevo a pensar que es esta realidad descomunal, y no sólo su expresión literaria, la que este año ha merecido la atención de la Academia Sueca de la Letras. Una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza, del cual éste colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra más señalada por la suerte. Poetas y mendigos, músicos y profetas, guerreros y malandrines, todas las criaturas de aquella realidad desaforada hemos tenido que pedirle muy poco a la imaginación, porque el desafío mayor para nosotros ha sido la insuficiencia de los recursos convencionales para hacer creíble nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de nuestra soledad.
Pues si estas dificultades nos entorpecen a nosotros, que somos de su esencia, no es difícil entender que los talentos racionales de este lado del mundo, extasiados en la contemplación de sus propias culturas, se hayan quedado sin un método válido para interpretarnos. Es comprensible que insistan en medirnos con la misma vara con que se miden a sí mismos, sin recordar que los estragos de la vida no son iguales para todos, y que la búsqueda de la identidad propia es tan ardua y sangrienta para nosotros como lo fue para ellos. La interpretación de nuestra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a hacernos cada vez más desconocidos, cada vez menos libres, cada vez más solitarios. Tal vez la Europa venerable sería más comprensiva si tratara de vernos en su propio pasado. Si recordara que Londres necesitó 300 años para construir su primera muralla y otros 300 para tener un obispo, que Roma se debatió en las tinieblas de incertidumbre durante 20 siglos antes de que un rey etrusco la implantara en la historia, y que aún en el siglo XVI los pacíficos suizos de hoy, que nos deleitan con sus quesos mansos y sus relojes impávidos, ensangrentaron a Europa con soldados de fortuna. Aún en el apogeo del Renacimiento, 12 mil lansquenetes a sueldo de los ejércitos imperiales saquearon y devastaron a Roma, y pasaron a cuchillo a ocho mil de sus habitantes.
No pretendo encarnar las ilusiones de Tonio Kröger, cuyos sueños de unión entre un norte casto y un sur apasionado exaltaba Thomas Mann hace 53 años en este lugar. Pero creo que los europeos de espíritu clarificador, los que luchan también aquí por una patria grande más humana y más justa, podrían ayudarnos mejor si revisaran a fondo su manera de vernos. La solidaridad con nuestros sueños no nos haría sentir menos solos, mientras no se concrete con actos de respaldo legítimo a los pueblos que asuman la ilusión de tener una vida propia en el reparto del mundo.
América Latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una aspiración occidental.
No obstante, los progresos de la navegación que han reducido tantas distancias entre nuestras Américas y Europa, parecen haber aumentado en cambio nuestra distancia cultural. ¿Por qué la originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura se nos niega con toda clase de suspicacias en nuestras tentativas tan difíciles de cambio social? ¿Por qué pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en condiciones diferentes? No: la violencia y el dolor desmesurados de nuestra historia son el resultado de injusticias seculares y amarguras sin cuento, y no una confabulación urdida a 3 mil leguas de nuestra casa. Pero muchos dirigentes y pensadores europeos lo han creído, con el infantilismo de los abuelos que olvidaron las locuras fructíferas de su juventud, como si no fuera posible otro destino que vivir a merced de los dos grandes dueños del mundo. Este es, amigos, el tamaño de nuestra soledad.
Sin embargo, frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes, ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte. Una ventaja que aumenta y se acelera: cada año hay 74 millones más de nacimientos que de defunciones, una cantidad de vivos nuevos como para aumentar siete veces cada año la población de Nueva York. La mayoría de ellos nacen en los países con menos recursos, y entre éstos, por supuesto, los de América Latina. En cambio, los países más prósperos han logrado acumular suficiente poder de destrucción como para aniquilar cien veces no sólo a todos los seres humanos que han existido hasta hoy, sino la totalidad de los seres vivos que han pasado por este planeta de infortunios.
Un día como el de hoy, mi maestro William Faullkner dijo en este lugar: "Me niego a admitir el fin del hombre". No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo si no tuviera la conciencia plena de que por primera vez desde los orígenes de la humanidad, el desastre colosal que él se negaba a admitir hace 32 años es ahora nada más que una simple posibilidad científica. Ante esta realidad sobrecogedora que a través de todo el tiempo humano debió de parecer una utopía, los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra.
Agradezco a la Academia de Letras de Suecia el que me haya distinguido con un premio que me coloca junto a muchos de quienes orientaron y enriquecieron mis años de lector y de cotidiano celebrante de ese delirio sin apelación que es el oficio de escribir. Sus nombres y sus obras se me presentan hoy como sombras tutelares, pero también como el compromiso, a menudo agobiante, que se adquiere con este honor. Un duro honor que en ellos me pareció de simple justicia, pero que en mí entiendo como una más de esas lecciones con las que suele sorprendernos el destino, y que hacen más evidente nuestra condición de juguetes de un azar indescifrable, cuya única y desoladora recompensa, suelen ser, la mayoría de las veces, la incomprensión y el olvido.
Es por ello apenas natural que me interrogara, allá en ese trasfondo secreto en donde solemos trasegar con las verdades más esenciales que conforman nuestra identidad, cuál ha sido el sustento constante de mi obra, qué pudo haber llamado la atención de una manera tan comprometedora a este tribunal de árbitros tan severos. Confieso sin falsas modestias que no me ha sido fácil encontrar la razón, pero quiero creer que ha sido la misma que yo hubiera deseado. Quiero creer, amigos, que este es, una vez más, un homenaje que se rinde a la poesía. A la poesía por cuya virtud el inventario abrumador de las naves que numeró en su Iliada el viejo Homero está visitado por un viento que las empuja a navegar con su presteza intemporal y alucinada. La poesía que sostiene, en el delgado andamiaje de los tercetos del Dante, toda la fábrica densa y colosal de la Edad Media. La poesía que con tan milagrosa totalidad rescata a nuestra América en las Alturas de Machu Pichu de Pablo Neruda el grande, el más grande, y donde destilan su tristeza milenaria nuestros mejores sueños sin salida. La poesía, en fin, esa energía secreta de la vida cotidiana, que cuece los garbanzos en la cocina, y contagia el amor y repite las imágenes en los espejos.
En cada línea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los espíritus esquivos de la poesía, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoción por sus virtudes de adivinación, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte. El premio que acabo de recibir lo entiendo, con toda humildad, como la consoladora revelación de que mi intento no ha sido en vano. Es por eso que invito a todos ustedes a brindar por lo que un gran poeta de nuestras Américas, Luis Cardoza y Aragón, ha definido como la única prueba concreta de la existencia del hombre: la poesía. Muchas gracias.
FIN.
martes, 13 de diciembre de 2011
Discurso de Pablo Neruda al recibir el Premio Nobel de Literatura.
El poeta Pablo Neruda plantea su discurso al igual que su producción literaria como un viaje a otro mundo fuera de lo real, que llega hasta los límites de la imaginación de dicho autor. Podemos ver también que narra sucesos de su pasado, acontecimientos que marcaron mucho en su vida y que los lleva siempre presente, tales como cruzar un vertiginoso río, al bailar alrededor del cráneo de una vaca, al bañar su piel en el agua purificadora de las más altas regiones.
Así mismo nos muestra que el arte de la poesía está en el de manera innata y que tiene la gran capacidad de componer un poema sin ninguna fórmula o estilo que tal vez pueda dejar como legado a los nuevos poetas, ya que para él, el poeta es aquel que aprende de los demás hombres.
Para Neruda el mejor poeta no es un "pequeño dios” sino es el hombre que nos entrega el pan de cada día: el panadero más próximo, que no se cree dios. Él cumple su majestuosa y humilde faena de amasar, meter al horno, dorar y entregar el pan de cada día, con una obligación comunitaria. Y si el poeta llega a alcanzar esa sencilla conciencia, podrá también la sencilla conciencia convertirse en parte de una gran artesanía, de una construcción simple o complicada, que es la construcción de la sociedad, la transformación de las condiciones que rodean al hombre, la entrega de la mercadería: pan, verdad, vino, sueños. Es decir, mediante la poesía con su ración de compromiso, dedicación y su ternura al trabajo común de cada día y de todos los hombres, la sociedad podrá tenerla siempre presente y restituirle el anchuroso espacio que le van recortando en cada época, que le vamos recortando en cada época nosotros mismos.
También nos muestra y enseña que la vida de un poeta no siempre esta solo ligada a la poesía, es decir al mundo de la realidad y los sueños, sino que también a otros oficios que nos hacen ver de manera clara la realidad en la cual estamos viviendo y que nos inclina a luchar por ella y tratar de mejorarla, como el caso de el mismo poeta que fue partícipe del ejército en el cual aprendió y experimento muchas tareas humanas la cual lo plasmo en su poesía.
Termina su discurso haciendo un llamado a los hombres de buena voluntad, a los trabajadores y a los poetas, mostrando que el entero porvenir esta expresado en la frase de Rimbaud: “solo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres”. Para que siempre tengan confianza en ellos mismos y no pierdan jamás la esperanza.
Termina su discurso haciendo un llamado a los hombres de buena voluntad, a los trabajadores y a los poetas, mostrando que el entero porvenir esta expresado en la frase de Rimbaud: “solo con una ardiente paciencia conquistaremos la espléndida ciudad que dará luz, justicia y dignidad a todos los hombres”. Para que siempre tengan confianza en ellos mismos y no pierdan jamás la esperanza.
La soledad de América Latina
En este discurso Gabriel García Márquez con las fabulosas crónicas de Antonio Pigafetta, en su travesía por la América meridional y las crónicas de los cronistas de Indias nos cuentan la realidad nuestra de aquellos tiempos.
La fiebre por el oro de nuestra tierra era inmensa, y que siguió hasta hace poco tiempo. Se hablaba de un país ilusorio, el Dorado, que estaba en numerosos mapas y que cambiaba de lugar dependiendo de los cartógrafos que la hacían. El delirio por el abundante oro donde los constructores de ferrocarriles de la misión alemana decían que hay que hacer este proyecto pero no con hierro, porque es un metal escaso en estas tierras, sino con oro. Esto nos demuestra la gran riqueza de nuestro territorio americano y la envidia occidental de querer explotarlo.
La explotación por los dictadores del siglo XIX de la cual gracias a la independencia no libramos de ello, gracias también a esos ilustres personajes que lucharon hasta dar su vida y por esas mujeres cuya terquedad se confundía con la leyenda, que ayudaron a restaurar la dignidad del pueblo. Las grandes guerras civiles en las cuales fuero victimas miles de personas por la opresión de los dictadores que se levantaban. Victimas que sumadas dan a entender que es equivalente a la desaparición de pueblos enteros y que las personas que salieron de sus países buscando refugio equivaldrían a la población de un país entero. Gabo da el honor del premio a esta realidad que nos rodea en la América latina y no solo a la creatividad de su literatura.
El autor también llama a la reflexión el cómo si interpreta nuestra cultura, que nos miden con la misma vara con la que ellos se miden, y que hacer ello solo nos separa mas y mas. Llama a que nos entiendan no desde su presente sino desde su pasado, donde ellos luchaban y siguen luchando por una patria justa. No solo se debe reconocer la originalidad de nuestra literatura, sino también respecto de nuestra realidad social donde ellos quieren implantar sus métodos. No todos los países se pueden medir con una misma manera de ver las cosas, ya que somos diferentes. Aun en esta realidad donde la opresión y el abandono apremian nuestra respuesta es la vida. Donde los problemas, muertes, hambrunas, enfermedades han podido frenar esta respuesta y su ventaja sobre la muerte.
Aun en medio de estos grandes problemas el autor se niega a creer en el fin del hombre. Esta idea, que William Faullkner implanto en el Gabo, que le induce a crear una nueva utopía y contraria a la del fin del hombre. Una en la que la felicidad y el amor sean realidad
"LA ESCRITURA EMBRUJADA".
La escritura embrujada es una entrevista que se le hace a Gabriel García Márquez acerca de su vida y obras. Comienza con una lluvia torrencial sobre las bananeras del pueblo de Aracataca y fue en ese día, un 6 de marzo de 1927 que nace este gran escritor que 55 años más tarde se le consagrara con el Premio Nobel de la Literatura. Desde su nacimiento fue criado por sus abuelos maternos, el coronel Nicolás Márquez y Tranquilina Iguarán a quienes su madre les encargo para enmendar la afrenta hacia ellos. Gabriel vivió con sus dos abuelos, dos mundos distintos, su abuela que vivía en un mundo mágico donde todo puede ser posible y el mundo de su abuelo donde la realidad le hacía sentar pies en la tierra. Cuando cumple 9 años la muerte de su abuelo, el coronel Nicolás, es la razón por la cual tiene que salir del pueblo de Aracataca para vivir con sus padres. Poco antes de cumplir 16 años se gana una beca para estudiar en Zipaquirá un pueblo situado a 48 kilómetros de Bogotá y sus estudios allí duraron hasta 1946 en el Liceo Nacional de Varones. La tristeza producto de extrañar su tierra lo empuja hacia la lectura, donde encuentra en esta una manera de engañar a su nostalgia. Luego empieza estudios de derecho en Bogotá. Fue en esta ciudad donde empezó a escribir sus primeros cuentos sin éxito alguno, ya que él sentía que le faltaba algo. Ese algo que le faltaba lo encontró gracias a un amigo de la universidad que leía mucho y le dio un libro que le quedaba para que lo leyera. Al abrir este libro empezó a leer “Una mañana, después de un sueño tormentoso. Gregorio Samsa despertó convertido en un enorme insecto…”. Esto fue lo la inspiración que le faltaba para poder empezar a escribir, ya que el no creía que esto se pudiera hacer, a pesar de haber leído “las mil y una noches”. Y así publica tres cuentos en el diario de Bogotá “el espectador” cuyo talento es percibido por el crítico literario Eduardo de Zalamea. En 1949 los problemas del país se agravan y la pensión de estudiantes se consume en un incendio. Decide regresar a Cartagena, donde el ya estaba enamorado, de la Literatura, por la cual dejo sus estudios de Derecho. Fue así como un día, caminando por las calles de Cartagena, pasa por las oficinas del diario "El Universal" y ve a un hombre que estaba sentado escribiendo y él se acerca venciendo su timidez y le dice que quería trabajar ahí. Así empezó su carrera de periodista.
Ya al final el menciona que su mejor libro es "El amor en los tiempos del cólera" porque es un libro humano que habla sobre lo que somos en realidad, este libro se basó en la historia de los amores de sus padres; para lo cual tuvo que entrevistarlos a cada uno de ellos por separado, porque era común que cuando sus padres conversaban, terminaran discutiendo. Con respecto a su obra más famosa, "Cien Años de Soledad" en 1967, no pensó que iba a tener tanto éxito, y esto le causó un gran problema porque los lectores esperaban más sobre la historia que era el tema de esta novela, y él no quería escribir más sobre eso ya que no le parecía honesto. En los últimos años, García Márquez ha estado dedicado a hacer sus memorias, en las que cuenta cómo escribió sus obras. Para esto, él tuvo que darse cuenta que es un deber de todo escritor volver a leer sus libros. Además, ha llegado a la conclusión, después de releer sus libros, que los libros que escribió durante su carrera literaria, no son los libros que escribiría ahora.
El Vaticano corrige estatutos de la Universidad Católica del Perú.
Este desacuerdo tiene sus raíces desde el 2009, donde la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), envió por voluntad propia al Vaticano, los estatutos de este centro superior de estudios para su aprobación.
Los puntos de divergencia entre estas dos instituciones se dan principalmente en la elección del rector de la universidad y la declaración de pertenencia de los bienes que seria de la universidad o de la iglesia.
En su defensa la PUCP, a través de su rector Marcial Rubio, dice que la acción de elección del rector lo decide la Asamblea Universitaria. Rubio recordó que esta figura cambió con la Ley Universitaria de 1969 y de 1983.La respuesta del abogado del arzobispado, Natale Amprimo, sostiene que según la Ley de Universidades tiene una cláusula en la que especifica que la norma no colisiona con las reglas que rigen las universidades católicas, la cual las normas señalan claramente que el episcopado peruano tiene derecho a participar en la vida de la universidad a través del Gran Canciller (que en este caso es el arzobispo de Lima).
Ante la postura de la pertenencia de los bienes de la universidad, esta declara que los bienes de la Universidad no son eclesiásticos ni regidos en tal condición por el Derecho Canónico, sino que se rigen por las leyes peruanas. Según el artículo 17 de la Carta Orgánica de la Universidad Católica, “en caso de disolverse la institución, sus bienes pasarán al Arzobispado de Lima, que los destinará a la enseñanza”.
Ante esto, Amprimo subraya que la PUCP es considerada un ‘bien eclesiástico’ y la no aceptación implicaría una disputa jurídica. La pérdida de nombre implicaría ir a una disputa judicial.
miércoles, 7 de diciembre de 2011
Plaga de mosquitos causa alarma en muchos distritos de Lima.
Los biólogos traídos por el MINSA, han pedido tranquilidad a las personas, ya que estos mosquitos no transmiten en dengue, pero que si pueden producir diarreas, conjuntivitis y dermatitis. Para lo cual el jefe de la Oficina de Desarrollo Institucional de la Red de Salud Túpac Amaru, pidió a los vecinos, que tomen las medidas higiénicas necesarias.
La causa de estas apariciones de insectos en esta zona se debe a las vegetaciones que crecieron en ese lugar, que fue favorecido por las lluvias del invierno. Estas plantas debido a la falta de condiciones climáticas para su desarrollo, murieron, produciendo así que los mosquitos dejen la vegetación para que invadan las casas de las personas.
El Ministerio de Salud con las respectivas municipalidades san tomado medidas para exterminar esta plaga iniciando la deforestación de la vegetación y fumigación de las zonas afectadas.
martes, 6 de diciembre de 2011
“Necesitamos energía universal, limpia y sostenible”
Ban Ki-moon recordó que unos de los tres objetivos, planteados para el 2030, es mejorar en un 40% la eficacia energética mundial.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, defendió y demandó el acceso universal a una energía limpia y sostenible pues, según un estudio, la mitad de la población mundial no cuenta con luz en sus viviendas. Dichas declaraciones las realizó durante una conferencia en Oslo, Noruega.
“Necesitamos una revolución energética. No solo necesitamos una energía universal, sino que tiene que ser limpia y sostenible”, sostuvo según la agencia AFP. Asimismo, resaltó que una energía limpia es indispensable para combatir la pobreza, el cambio climático, la escasez del agua, la salud y la crisis alimentaria.
La investigación, realizada por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), explicó que más de 1.300 millones de personas no cuentan con energía y 2.700 millones utilizan fuentes energéticas ‘sucias’, como el carbón de madera y leña.
Como se recuerda, la ONU se ha fijado como objetivos para el 2030: el acceso de todo el mundo a servicios energéticos modernos, la mejora en un 40% de la eficacia energética, y la duplicación del apartado de energías renovables en el paquete energético mundial.
Nobel de Química 2011 fue víctima de burlas cuando descubrió cuasicristales.
El israelí Dan Shechtman fue despedido por su jefe cuando intentó defender el hallazgo que hizo en 1982.
Berlín (DPA). Gracias a que en el momento decisivo creyó más a sus ojos que al dogma aparentemente irrefutable de la química, el israelí Dan Shechtman fue galardonado hoy con el Premio Nobel de Química.
El 8 de abril de 1982, Shechtman descubrió una estructura cristalina considerada hasta entonces como imposible, y no la desechó, pese a que en ese momento se dijo a sí mismo: “Una criatura semejante no puede existir”.
Muchos colegas se burlaron de él y lo marginaron, si bien es posible que hubieran observado algo similar. Seguramente deben estar molestos con ellos mismos ahora porque Shechtman recibirá el 10 de diciembre la máxima distinción en química, dotada con diez millones de coronas suecas (1,4 millones de dólares/1,1 millones de euros).
LOS CRISTALES
Shechtman es un experto en cristales, que constituyen uno de los principios de construcción más importantes de la naturaleza inanimada.
Shechtman es un experto en cristales, que constituyen uno de los principios de construcción más importantes de la naturaleza inanimada.
En la sal común, los átomos de sodio y cloro tienen una disposición regular y se ordenan siempre manteniendo la misma distancia entre sí. En las tres dimensiones, este patrón se repite de forma regular.
Un cristal tiene un orden interno determinado. Esto vale para muchos minerales, para sustancias puras como el oro, para el hielo o el azúcar, así como otros innumerables materiales.
Los átomos adoptan un orden regular. A partir de esta observación que se repite en gran cantidad de sustancias, los científicos establecieron una regla básica: todos los cristales están formados por partículas dispuestas de forma regular que siguen un patrón que se reitera en todo el cristal, obteniéndose una red tridimensional, que posee simetría.
En el caso de la sal común, la unidad básica son diminutos dados.
Llevando esto al plano bidimensional, se puede comparar con los azulejos cuadrados, con los que se puede cubrir sin problemas una pared.
Con azulejos de cinco lados no se puede cubrir por completo un piso, así como tampoco se podría llenar por completo una habitación con prismas de cinco caras.
Esto hizo que los científicos tomaran como verdadero, que los cristales con simetría de orden cinco son inexistentes.
DESCUBRIMIENTO
Shechtman se encontró de pronto con una aleación de aluminio y manganeso, a la que enfrió de golpe, que no cumplía con esta regla básica.
Shechtman se encontró de pronto con una aleación de aluminio y manganeso, a la que enfrió de golpe, que no cumplía con esta regla básica.
Una mirada por el microscopio electrónico de la aleación demostró ese 8 de abril de 1982 que aparentemente, la simetría de orden cinco sí existe. El cristal no era periódico. Esto era como un ingreso a un mundo nuevo, prohibido. Un dogma de la química fue derribado.
Pero nadie lo quiso seguir, indicó Shechtman en declaraciones al diario “Haaretz” en abril.
Y es más, el director del grupo de investigación al que pertenecía entonces le dio un libro en el que figuraba el dogma vigente y le dijo: “Por favor, lee lo que dice aquí”.
“Yo le dije que estábamos frente a algo que iba más allá de lo que decía ese libro”, relató el investigador israelí. Un día después, el director le pidió que abandone el grupo, porque era una “vergüenza” para él.
“Vivió años duros”, dijo la esposa de Shechtman, Zipi, a la radio israelí. Era uno de los profesores de los que se burlaban a escondidas en los congresos, añadió.
“Pasó mucho tiempo hasta que el descubrimiento de Shechtman pasó los filtros del sistema científico”, señaló Sven Lidin, miembro del Comité Nobel.
Y el propio Shechtman aprendió de su experiencia de que un científico es bueno cuando es humilde y está dispuesto a escuchar resultados inesperados, indicó. Así, el galardón de hoy parece ser un premio Nobel a la tenacidad.
MARGINACIÓN
El calvario duró unos dos años. Entonces, colegas abiertos a nuevos conocimientos relacionaron los datos de Shechtman con previsiones matemáticas anteriores.
El calvario duró unos dos años. Entonces, colegas abiertos a nuevos conocimientos relacionaron los datos de Shechtman con previsiones matemáticas anteriores.
A fines de 1984 fueron publicados finalmente dos artículos de Shechtman y varios colegas. Así, los cuasicristales fueron aceptados en el mundo científico.
Luego, otros investigadores hallaron imágenes similares entre sus datos, pero nadie les había prestado la suficiente atención.
Estos cuasicristales, con sus propiedades especiales, están aún siendo analizados para determinar su potencial tecnológico.
En contra de lo esperado, la conductividad de los cuasicristales aumenta con la temperatura.
Cuasicristales con titanio pueden servir para el almacenamiento de hidrógeno. Tal vez también se encuentre una aplicación en la transformación de calor en energía eléctrica.
Un fabricante sueco fabricó acero con incrustaciones de cuasicristales, para hojas de afeitar e instrumental para operaciones oftalmológicas.
Otros científicos experimentan con los cuasicristales para crear revestimientos de sartenes, diodos que consuman menos energía y aislantes térmicos.
Pobladores le dicen “alto” a una mina en Cajamarca
El gigantesco proyecto Minas Conga podría costar hasta 4.800 millones de dólares, pero hubo más temor por su costo ambiental
Martes 25 de octubre de 2011
Pobladores del norte de nuestro país pidieron a la minera Yanacocha que desista del desarrollo del gigantesco proyecto Minas Conga de hasta 4.800 millones de dólares, debido a que temen que el plan afecte los recursos hídricos de la zona.
Minas Conga, que contempla la mayor inversión del sector en un solo proyecto en la historia de Perú y que se encuentra en la etapa inicial de construcción, es desarrollado por la estadounidense Newmont y la local Buenaventura a través de su emprendimientos Yanacocha.
EL ANTECEDENTE
El rechazo a Minas Conga se da apenas una semana después de que pobladores de la norteña región de Cajamarca bloquearan el acceso a la gran mina aurífera Yanacocha, para presionar a la firma a concretar un “acuerdo social” varios millones de dólares, con una protesta que incluyó la quema de maquinaria y llevó a la paralización temporal del yacimiento.
Minas Conga, que producirá comercialmente entre 580.000 y 680.000 onzas de oro anuales en sus primeros cinco años, forma parte de los proyectos por unos 45.000 millones de dólares que importantes mineras avanzan en el país rico en recursos naturales.
RECHAZARON CONGA
“En la asamblea que se realizó se llegaron a algunos acuerdos, uno de ellos es que (los comuneros) rechazan la presencia del proyecto minero Conga de Yanacocha por estar ubicado en las cabeceras de cuenca”, dijo el martes a Reuters Milton Sánchez, dirigente de la asociación de grupos civiles de la zona.
Los pobladores temen que la construcción de reservorios los deje sin el agua de las lagunas naturales, afirmó, un tema recurrente en las protestas en contra de proyectos mineros en Perú, segundo productor mundial de cobre y el sexto de oro.
“Los comuneros y manifestaron que van a otorgar ocho días de plazo al proyecto para que pueda desalojar la zona, retirar su maquinaria de la zona (...) hasta el próximo jueves se le ha planteado”, dijo Sánchez, quien agregó que los pobladores acordaron bloquear el paso de vehículos de la firma.
TRABAJADORES HERIDOS
Por su parte, Yanacocha aseguró que tres trabajadores de la empresa resultaron heridos en medio de la “actitud violenta” de pobladores a los que había permitido la entrada al área del proyecto para realizar una inspección.
“Rechazamos con firmeza este tipo de actitudes y exigimos a las autoridades pertinentes las garantías necesarias para evitar que acciones violentas se repitan”, agregó.
Minas Conga comenzaría a producir a fines del 2014 tras recibir hace unos meses el visto bueno de Newmont y Buenaventura.
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